viernes, 4 de agosto de 2017

1° B escribe mitos: "Amor color arco iris"

A continuación compartimos un mito que explica el origen del arco iris, escrito e ilustrado por Sofía Queipo, Antonella Espiño y Mayra Tabare. ¡Felicitaciones a las autoras!

Amor color arco iris

Helio, dios Sol, todos los días al irse la noche, salía a ver el mundo. Todo el firmamento estaba a su vista y disposición, salvo una parte del norte, la cual siempre era ocupada por Nubar (dios de las nubes). Helio nunca podía ver esas zonas y al pedirle a Nubar permiso para contemplarlas, este siempre ponía una excusa.

¡Nubar! —gritó Helio para llamar su atención. Nubar se dio vuelta y al divisar a su compañero gruñó.

¿Qué quieres, Sol?

Ja. Mi nombre es Helio… Quería preguntarte si me dabas permiso para cruzar tu parte para ver tu lado del cielo. ¿Podrías hacerme ese favor?

Oh. Em… No. Lo siento, pero mis nubes están un poco desordenadas y tengo mucho trabajo… 
Adiós —dijo desapareciendo rápidamente el nebuloso dios.

Helio, un poco disconforme, vio a lo lejos un hueco entre las nubes y decidió colarse por allí. Al entrar vio todo más oscuro de lo común y sintió una extraña sensación que nunca había experimentado: el frío. Al caminar, sintió agua en su cálida piel, se dio vuelta y vio a la diosa de la lluvia, Hidris.

Hola —dijo ruborizada la diosa—. Lamento haberte ¿mojado? Jajaja. Soy Hidris, diosa de la lluvia.

Helio, embobado ante la belleza de la diosa, tardó en reaccionar, pero dijo:

Oh…Eh… Hola. Soy Helio, dios Sol, y no, no te preocupes. Estoy bien.

¡Eres el dios del sol! Un gusto conocerte, nunca te había visto por aquí… Tienes suerte de que Nubar no te haya visto. Se pone muy celoso.

Sí, me he dado cuenta. Tuve que escabullirme por un hueco para entrar.

Y así se quedaron hablando por unas horas, hasta que Helio vio que Nubar se acercaba y se despidió dejando una estela rojiza en las nubes. Nubar, al ver a la diosa tan contenta y ese color rojizo, se dio cuenta del pasaje del sol. El dios de las nubes, muy enojado, decidió ir en busca de Helio para aclarar las cosas.

Helio, ¿tú has cruzado mi sector?

¡No! —respondió el dios muy nervioso. ¿Cómo crees?

Es que he visto una parte teñida de rojo y no hay otra explicación… Te he dicho que no cruzaras mi parte por una razón y me gustaría que la respetaras.

Bueno, sí, te he mentido…. Es que me he enamorado de Hidris —replicó el Sol.

Nubar, furioso, le prohibió al dios volver a acercarse al páramo nebuloso y le advirtió que si volvía a acercarse a Hidris sería lo último que haría.

La diosa de la lluvia escuchó la discusión y, escondida, esperó a que Nubar se marchara para acercarse al Sol.

¡Helio! ¡Yo también estoy enamorada de ti! —gritó la diosa con todas sus fuerzas.

¡Hidris! Te prometo que encontraré la forma para volvernos a ver.


Hidris y Helio juntaron sus fuerzas formando un pasaje donde irradiaban colores cálidos y fríos en representación de su amor, para que todos lo supieran indirectamente. Y así fue que el sol y la lluvia se encontraron y se encuentran cada vez que llueve formando un arco de colores, al que llamamos arco iris.




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