jueves, 1 de diciembre de 2016

Diciembre 4to BOD

A continuación podrán encontrar los contenidos de cada trimestre:

Primer trimestre

Unidad 1: ¿Qué es la literatura?
Hacia una definición de la literatura. La literatura y las instituciones: el canon. Entre la ficción y la realidad. Los géneros discursivos: clasificación. Los géneros literarios: narrativo, lírico y dramático. Las relaciones entre los textos: la intertextualidad.

Bibliografía: Guía Nº 1.

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Unidad 2: La literatura y la crítica social 
Los comienzos de la novela moderna en español. España en los siglos XVI y XVII: prosperidad y decadencia. El género narrativo: la novela picaresca. El Lazarillo de Tormes. Las características del género. Héroes y anti-héroes. Narrador y punto de vista. Secuencias y núcleos narrativos.

Bibliografía: Guía Nº 2

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Segundo trimestre


Unidad 3: La literatura y la mirada trágica
La guerra civil española. El género lírico. El lenguaje poético: campo semántico, connotación, lenguaje figurado. Los recursos poéticos.
El género dramático: el teatro de Federico García Lorca. Bernarda Alba: deseo y represión, hombres y mujeres. Simbolismo: nombres, colores, animales. El texto dramático y el texto espectacular: características.

Bibliografía: Guía Nº 3 y Guía Nº 4

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Tercer trimestre

Unidad 4: La literatura y la diversidad latinoamericana
Latinoamérica y literatura: la tensión entre lo foráneo y lo autóctono. El género narrativo: el cuento. Los tipos de narrador. Puntos de vista y focalización. La estructura narrativa. Secuencias y núcleos narrativos.

Bibliografía: Guía Nº 5

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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Diciembre 2º B

Cronograma:

Martes 6/12: Clase de consulta y repaso.

Miércoles 7/12 (1ra. y 2da. hora): Evaluación de contenidos del primer trimestre.

Martes 13/12: Evaluación de contenidos del segundo trimestre.

Jueves 14/12: Evaluación de contenidos del tercer trimestre.

Martes 20/12: Devolución de evaluaciones. Entrega de notas.


Contenidos:

Primer trimestre (Guías 1 y 2)

  • Clases de palabras.  
  • Sintaxis de la oración simple bimembre. Núcleos y modificadores del sujeto y del predicado.
  • Reglas de tildación. 
  • El género narrativo: el cuento. Características. Los tipos de narrador. La estructura narrativa: situación inicial, conflicto, resolución. El tiempo y el espacio. El aprendizaje en los cuentos. Los subgéneros realista y fantástico. 
  • Lectura comprensiva de los cuentos trabajados en clase: "La soga", "Primer amor", "La fiesta ajena", "El escuerzo", "Conejo", "Isis", "Final del juego". 


Segundo trimestre (Guía 3) 

  • El género teatral. Texto dramático y puesta en escena: reparto, parlamentos y didascalias. El conflicto dramático. Los personajes y sus motivaciones.
  • Sintaxis de la oración unimembre: análisis y clasificación.
  • Lectura comprensiva de las obras de teatro trabajadas en clase: "La isla desierta" y "Complejísima". 


Tercer trimestre (carpeta)
  • El género periodístico. La noticia. 
  • El texto argumentativo. El texto de opinión en los medios masivos de comunicación: editoriales, cartas de lectores, artículos de opinión Estructura y recursos argumentativos de los textos de opinión. Reconocimiento del punto de vista del medio o del periodista. Subjetivemas. 
  • El género narrativo: la novela. El mundo de la ficción y la realidad representada. El narrador y el punto de vista. Los personajes y sus motivaciones. La descripción del espacio y el tiempo en que transcurren los hechos. 
  • Lectura comprensiva de la novela trabajada en clase: "El inventor de juegos". 
  • Sintaxis de la oración compuesta por coordinación. Clases de palabras: las conjunciones. 
Importante:
  •  Concurrir con carpeta y guías.
  •  Entregar los trabajos de taller en el caso de que la nota sea inferior a 6 (seis) en los trimestres desaprobados.
  • El presente listado de contenidos deberá incluirse en la libreta del alumno.


viernes, 18 de noviembre de 2016

4º BOD - Modelo de evaluación

Leé el siguiente cuento de Augusto Monterroso:

Mr. Taylor
Menos rara, aunque sin duda más ejemplar -dijo entonces el otro-, es la historia de Mr. Percy Taylor, cazador de cabezas en la selva amazónica.
Se sabe que en 1937 salió de Boston, Massachusetts, en donde había pulido su espíritu hasta el extremo de no tener un centavo. En 1944 aparece por primera vez en América del Sur, en la región del Amazonas, conviviendo con los indígenas de una tribu cuyo nombre no hace falta recordar.
Por sus ojeras y su aspecto famélico pronto llegó a ser conocido allí como "el gringo pobre", y los niños de la escuela hasta lo señalaban con el dedo y le tiraban piedras cuando pasaba con su barba brillante bajo el dorado sol tropical. Pero esto no afligía la humilde condición de Mr. Taylor porque había leído en el primer tomo de las Obras Completas de William G. Knight que si no se siente envidia de los ricos la pobreza no deshonra.
En pocas semanas los naturales se acostumbraron a él y a su ropa extravagante. Además, como tenía los ojos azules y un vago acento extranjero, el Presidente y el Ministro de Relaciones Exteriores lo trataban con singular respeto, temerosos de provocar incidentes internacionales.
Tan pobre y mísero estaba, que cierto día se internó en la selva en busca de hierbas para alimentarse. Había caminado cosa de varios metros sin atreverse a volver el rostro, cuando por pura casualidad vio a través de la maleza dos ojos indígenas que lo observaban decididamente. Un largo estremecimiento recorrió la sensitiva espalda de Mr. Taylor. Pero Mr. Taylor, intrépido, arrostró el peligro y siguió su camino silbando como si nada hubiera pasado.
De un salto (que no hay para qué llamar felino) el nativo se le puso enfrente y exclamó:
Buy head? Money, money.
A pesar de que el inglés no podía ser peor, Mr. Taylor, algo indispuesto, sacó en claro que el indígena le ofrecía en venta una cabeza de hombre, curiosamente reducida, que traía en la mano.
Es innecesario decir que Mr. Taylor no estaba en capacidad de comprarla; pero como aparentó no comprender, el indio se sintió terriblemente disminuido por no hablar bien el inglés, y se la regaló pidiéndole disculpas.
Grande fue el regocijo con que Mr. Taylor regresó a su choza. Esa noche, acostado boca arriba sobre la precaria estera de palma que le servía de lecho, interrumpido tan solo por el zumbar de las moscas acaloradas que revoloteaban en torno haciéndose obscenamente el amor, Mr. Taylor contempló con deleite durante un buen rato su curiosa adquisición. El mayor goce estético lo extraía de contar, uno por uno, los pelos de la barba y el bigote, y de ver de frente el par de ojillos entre irónicos que parecían sonreírle agradecidos por aquella deferencia.
Hombre de vasta cultura, Mr. Taylor solía entregarse a la contemplación; pero esta vez en seguida se aburrió de sus reflexiones filosóficas y dispuso obsequiar la cabeza a un tío suyo, Mr. Rolston, residente en Nueva York, quien desde la más tierna infancia había revelado una fuerte inclinación por las manifestaciones culturales de los pueblos hispanoamericanos.
Pocos días después el tío de Mr. Taylor le pidió -previa indagación sobre el estado de su importante salud- que por favor lo complaciera con cinco más. Mr. Taylor accedió gustoso al capricho de Mr. Rolston y -no se sabe de qué modo- a vuelta de correo "tenía mucho agrado en satisfacer sus deseos". Muy reconocido, Mr. Rolston le solicitó otras diez. Mr. Taylor se sintió "halagadísimo de poder servirlo". Pero cuando pasado un mes aquél le rogó el envío de veinte, Mr. Taylor, hombre rudo y barbado pero de refinada sensibilidad artística, tuvo el presentimiento de que el hermano de su madre estaba haciendo negocio con ellas.
Bueno, si lo quieren saber, así era. Con toda franqueza, Mr. Rolston se lo dio a entender en una inspirada carta cuyos términos resueltamente comerciales hicieron vibrar como nunca las cuerdas del sensible espíritu de Mr. Taylor.
De inmediato concertaron una sociedad en la que Mr. Taylor se comprometía a obtener y remitir cabezas humanas reducidas en escala industrial, en tanto que Mr. Rolston las vendería lo mejor que pudiera en su país.
Los primeros días hubo algunas molestas dificultades con ciertos tipos del lugar. Pero Mr. Taylor, que en Boston había logrado las mejores notas con un ensayo sobre Joseph Henry Silliman, se reveló como político y obtuvo de las autoridades no sólo el permiso necesario para exportar, sino, además, una concesión exclusiva por noventa y nueve años. Escaso trabajo le costó convencer al guerrero Ejecutivo y a los brujos Legislativos de que aquel paso patriótico enriquecería en corto tiempo a la comunidad, y de que luego estarían todos los sedientos aborígenes en posibilidad de beber (cada vez que hicieran una pausa en la recolección de cabezas) de beber un refresco bien frío, cuya fórmula mágica él mismo proporcionaría.
Cuando los miembros de la Cámara, después de un breve pero luminoso esfuerzo intelectual, se dieron cuenta de tales ventajas, sintieron hervir su amor a la patria y en tres días promulgaron un decreto exigiendo al pueblo que acelerara la producción de cabezas reducidas.
Contados meses más tarde, en el país de Mr. Taylor las cabezas alcanzaron aquella popularidad que todos recordamos. Al principio eran privilegio de las familias más pudientes; pero la democracia es la democracia y, nadie lo va a negar, en cuestión de semanas pudieron adquirirlas hasta los mismos maestros de escuela.
Un hogar sin su correspondiente cabeza teníase por un hogar fracasado. Pronto vinieron los coleccionistas y, con ellos, las contradicciones: poseer diecisiete cabezas llegó a ser considerado de mal gusto; pero era distinguido tener once. Se vulgarizaron tanto que los verdaderos elegantes fueron perdiendo interés y ya sólo por excepción adquirían alguna, si presentaba cualquier particularidad que la salvara de lo vulgar. Una, muy rara, con bigotes prusianos, que perteneciera en vida a un general bastante condecorado, fue obsequiada al Instituto Danfeller, el que a su vez donó, como de rayo, tres y medio millones de dólares para impulsar el desenvolvimiento de aquella manifestación cultural, tan excitante, de los pueblos hispanoamericanos.
Mientras tanto, la tribu había progresado en tal forma que ya contaba con una veredita alrededor del Palacio Legislativo. Por esa alegre veredita paseaban los domingos y el Día de la Independencia los miembros del Congreso, carraspeando, luciendo sus plumas, muy serios, riéndose, en las bicicletas que les había obsequiado la Compañía.
Pero, ¿qué quieren? No todos los tiempos son buenos. Cuando menos lo esperaban se presentó la primera escasez de cabezas.
Entonces comenzó lo más alegre de la fiesta.
Las meras defunciones resultaron ya insuficientes. El Ministro de Salud Pública se sintió sincero, y una noche caliginosa, con la luz apagada, después de acariciarle un ratito el pecho como por no dejar, le confesó a su mujer que se consideraba incapaz de elevar la mortalidad a un nivel grato a los intereses de la Compañía, a lo que ella le contestó que no se preocupara, que ya vería cómo todo iba a salir bien, y que mejor se durmieran.
Para compensar esa deficiencia administrativa fue indispensable tomar medidas heroicas y se estableció la pena de muerte en forma rigurosa.
Los juristas se consultaron unos a otros y elevaron a la categoría de delito, penado con la horca o el fusilamiento, según su gravedad, hasta la falta más nimia.
Incluso las simples equivocaciones pasaron a ser hechos delictuosos. Ejemplo: si en una conversación banal, alguien, por puro descuido, decía "Hace mucho calor", y posteriormente podía comprobársele, termómetro en mano, que en realidad el calor no era para tanto, se le cobraba un pequeño impuesto y era pasado ahí mismo por las armas, correspondiendo la cabeza a la Compañía y, justo es decirlo, el tronco y las extremidades a los dolientes.
La legislación sobre las enfermedades ganó inmediata resonancia y fue muy comentada por el Cuerpo Diplomático y por las Cancillerías de potencias amigas.
De acuerdo con esa memorable legislación, a los enfermos graves se les concedían veinticuatro horas para poner en orden sus papeles y morirse; pero si en este tiempo tenían suerte y lograban contagiar a la familia, obtenían tantos plazos de un mes como parientes fueran contaminados. Las víctimas de enfermedades leves y los simplemente indispuestos merecían el desprecio de la patria y, en la calle, cualquiera podía escupirle el rostro. Por primera vez en la historia fue reconocida la importancia de los médicos (hubo varios candidatos al premio Nobel) que no curaban a nadie. Fallecer se convirtió en ejemplo del más exaltado patriotismo, no sólo en el orden nacional, sino en el más glorioso, en el continental.
Con el empuje que alcanzaron otras industrias subsidiarias (la de ataúdes, en primer término, que floreció con la asistencia técnica de la Compañía) el país entró, como se dice, en un periodo de gran auge económico. Este impulso fue particularmente comprobable en una nueva veredita florida, por la que paseaban, envueltas en la melancolía de las doradas tardes de otoño, las señoras de los diputados, cuyas lindas cabecitas decían que sí, que sí, que todo estaba bien, cuando algún periodista solícito, desde el otro lado, las saludaba sonriente sacándose el sombrero.
Al margen recordaré que uno de estos periodistas, quien en cierta ocasión emitió un lluvioso estornudo que no pudo justificar, fue acusado de extremista y llevado al paredón de fusilamiento. Sólo después de su abnegado fin los académicos de la lengua reconocieron que ese periodista era una de las más grandes cabezas del país; pero una vez reducida quedó tan bien que ni siquiera se notaba la diferencia.
¿Y Mr. Taylor? Para ese tiempo ya había sido designado consejero particular del Presidente Constitucional. Ahora, y como ejemplo de lo que puede el esfuerzo individual, contaba los miles por miles; mas esto no le quitaba el sueño porque había leído en el último tomo de las Obras completas de William G. Knight que ser millonario no deshonra si no se desprecia a los pobres.
Creo que con ésta será la segunda vez que diga que no todos los tiempos son buenos. Dada la prosperidad del negocio llegó un momento en que del vecindario sólo iban quedando ya las autoridades y sus señoras y los periodistas y sus señoras. Sin mucho esfuerzo, el cerebro de Mr. Taylor discurrió que el único remedio posible era fomentar la guerra con las tribus vecinas. ¿Por qué no? El progreso.
Con la ayuda de unos cañoncitos, la primera tribu fue limpiamente descabezada en escasos tres meses. Mr. Taylor saboreó la gloria de extender sus dominios. Luego vino la segunda; después la tercera y la cuarta y la quinta. El progreso se extendió con tanta rapidez que llegó la hora en que, por más esfuerzos que realizaron los técnicos, no fue posible encontrar tribus vecinas a quienes hacer la guerra.
Fue el principio del fin.
Las vereditas empezaron a languidecer. Sólo de vez en cuando se veía transitar por ellas a alguna señora, a algún poeta laureado con su libro bajo el brazo. La maleza, de nuevo, se apoderó de las dos, haciendo difícil y espinoso el delicado paso de las damas. Con las cabezas, escasearon las bicicletas y casi desaparecieron del todo los alegres saludos optimistas.
El fabricante de ataúdes estaba más triste y fúnebre que nunca. Y todos sentían como si acabaran de recordar de un grato sueño, de ese sueño formidable en que tú te encuentras una bolsa repleta de monedas de oro y la pones debajo de la almohada y sigues durmiendo y al día siguiente muy temprano, al despertar, la buscas y te hallas con el vacío.
Sin embargo, penosamente, el negocio seguía sosteniéndose. Pero ya se dormía con dificultad, por el temor a amanecer exportado.
En la patria de Mr. Taylor, por supuesto, la demanda era cada vez mayor. Diariamente aparecían nuevos inventos, pero en el fondo nadie creía en ellos y todos exigían las cabecitas hispanoamericanas.
 Fue para la última crisis. Mr. Rolston, desesperado, pedía y pedía más cabezas. A pesar de que las acciones de la Compañía sufrieron un brusco descenso, Mr. Rolston estaba convencido de que su sobrino haría algo que lo sacara de aquella situación.
Los embarques, antes diarios, disminuyeron a uno por mes, ya con cualquier cosa, con cabezas de niño, de señoras, de diputados.
De repente cesaron del todo.
Un viernes áspero y gris, de vuelta de la Bolsa, aturdido aún por la gritería y por el lamentable espectáculo de pánico que daban sus amigos, Mr. Rolston se decidió a saltar por la ventana (en vez de usar el revólver, cuyo ruido lo hubiera llenado de terror) cuando al abrir un paquete del correo se encontró con la cabecita de Mr. Taylor, que le sonreía desde lejos, desde el fiero Amazonas, con una sonrisa falsa de niño que parecía decir: "Perdón, perdón, no lo vuelvo a hacer."


  1. Analizá el texto teniendo de acuerdo con las características del cuento vistas en clase (narrador, focalización, tiempo y espacio, estructura y secuencia narrativa). Utilizá citas textuales para justificar el análisis.
  2. Establecé relaciones entre el texto leído con al menos uno de los cuentos leídos en clase. 
  3. Respondé: ¿Cuál es el conflicto que se plantea en "La excavación y cómo se resuelve?
  4. Respondé: ¿Quién narra los hechos en "La muerte de los Arango? ¿Qué tipo de narrador es? ¿Cómo se logra erradicar la epidemia de tifus en el pueblo?

miércoles, 9 de noviembre de 2016

4° BOD - Consigna para TP: Book trailer

El siguiente trabajo se resuelve en grupos de dos integrantes a partir de la lectura de la antología de cuentos que conforman la Guía N° 5, también disponibles en el blog.

La propuesta consiste en diseñar y producir un book trailer, de acuerdo con las pautas proporcionadas en la siguiente entrada:
http://ighlenguayliteratura.blogspot.com/2016/11/4-bod-book-trailer.html

Requisitos para armar el book trailer:
  • utilizar al menos tres de los cinco cuentos que componen la antología. Como no se trata de un solo texto, piensen qué relaciones existen entre los textos seleccionados. Por ejemplo, "La excavación" y "¿Será este el momento de quemar a quien tanto temo?" retoman un hecho histórico: la guerra del Chaco. El desafío consiste en armar un solo video que incluya a varios textos. 
  • incluir imágenes que se relacionen con el contenido de los cuentos elegidos.
  • incluir texto: (a) citas textuales que resulten relevantes para adelantar el contenido de los textos; (b) algunas palabras clave que anticipen el contenido, pero que no necesariamente estén extraídas de los cuentos. 
  • incluir audio: puede ser música de fondo que se relacione de algún modo con el contenido del video y/o audios grabados por ustedes mismos leyendo fragmentos de los textos. 
  • duración: entre un minuto y medio (mínimo) y dos minutos (máximo).

Modalidad de entrega:  
  • Vía mail a literatura.guardia@gmail.com
  • En el asunto indicar: "Book trailer 4° BOD Apellido/s". 
  • En el nombre del archivo del video indicar: "Book trailer Apellido/s".

Primera fecha de entrega: viernes 18/11. Fecha límite: viernes 25/11.

4° BOD - Book trailer

¿Qué es un book trailer

Tal como lo indica su nombre, un book trailer es un pequeño video que anticipa o promociona un libro, de manera similar a los videos de avance de las películas.
Su objetivo puede ser múltiple: promocionar un libro en Internet, captar lectores, presentar un autor nuevo.


¿Qué elementos debe tener un book trailer?

  • Nombre del autor y título del libro.
  • Fragmentos seleccionados del libro original, bien escritos o narrados. También pueden ser palabras que, sin constituir citas textuales, proporcionen datos clave.
  • Imágenes: pueden ser ilustraciones del libro o, si no las tiene, se puede recurrir a otras imágenes que se relacionen con el contenido del texto. 
  • Audio: puede incluir música de fondo y también una voz en off.

 

¿Cómo es un buen book trailer?

  • Debe despertar la curiosidad de potenciales lectores, dando elementos de la historia pero sin contarla. 
  • Imágenes adecuadas. Se pueden usar imágenes fijas, siempre y cuando se correspondan con lo que se está contando.
  • Textos breves.
  • Duración: de un minuto y medio a dos minutos

 

Algunos book trailers a modo de ejemplo:


miércoles, 26 de octubre de 2016

4º BOD - Narración y focalización

A continuación van a leer una serie de fragmentos de textos literarios. Respondan y justifiquen para cada caso:
  1. ¿El narrador forma parte de la historia narrada?
  2. ¿Cuál es el grado de conocimiento del narrador sobre los personajes?
  3. ¿Desde qué punto de vista narra?
  4. A partir de lo contestado en las consignas (a), (b) y (c), indiquen qué tipo de narrador y qué tipo de focalización se presenta en cada uno de los fragmentos.  
Texto 1
No recuerdo por medio de qué sutilezas y sinrazones llegaron a convencernos de que robar era acción meritoria y bella; pero sí sé que de mutuo acuerdo resolvimos organizar un club de ladrones, del que por el momento solo nosotros éramos afiliados.
Roberto Arlt: El juguete rabioso

Texto 2
A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca colgada de un árbol, después un arnés para el caballo, después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un pasamano, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia delante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio, luego, poco a poco, obedientemente.
Silvina Ocampo: “La soga”

Texto 3
Kurt giró un poco, despacio, y abarcó mejor a la tarda caravana de hormigas en su progreso. Caminaban... caminaban... Recordó que un día había ido con Silvano al taller de un sastre, en la Boca. El maestro le había regalado un traje demasiado amplio y quería hacérselo ajustar. Allí, ante el espejo de tres cuerpos, Kurt tuvo por primera vez una visión total de sí mismo; es decir que por primera vez se "conquistó" plenamente substituyendo el enfoque único que de nosotros mismos alcanzamos, por esa apreciación desde los ángulos más variados e inquietantes, que poseen los demás. Vio allí a una serie de intrusos irreconciliables que eran él mismo y que lo componían como se arma un extravagante rompecabezas: los intrusos, los carceleros a quienes las demás personas llamaban "Kurt" con monstruosa familiaridad, y algunos de los cuales había percibido, sin reconocerlos, en las fotografías que le sacó Pepe Farfán una mañana, porque entonces experimentó una sensación igual a la que sentía frente al espejo, sin resignarse a convenir en que los espejos y las fotografías, por absurdos, por disparatados que parezcan, no hacen más que atestiguar la verdad pura.
Manuel Mujica Láinez. Invitados en el Paraíso

Texto 4
Un chico de rasgos aindiados (hijo suyo, tal vez) entreabrió la puerta. Recabarren le preguntó con los ojos si había algún parroquiano. El chico, taciturno, le dijo por señas que no; el negro no contaba.
Jorge Luis Borges. “El  fin”

Texto 5
Ellos no tienen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo y se cortaban con ignorancia (…) Son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos. Yo vi algunos que tenían señales de heridas en sus cuerpos, y les hice señas qué era aquello, y ellos me mostraron cómo allí venía gente de otras islas que estaban cerca y les querían tomar y se defendían.
Cristóbal Colón. Diario del primer viaje

Texto 6
Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en seguida, a los demás: “¡No, no quiero ver la televisión!”. Alza la voz, si no te oyen: “¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!”. Quizá no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: “¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!” 

martes, 4 de octubre de 2016

4° BOD - Trabajo práctico: La casa de Bernarda Alba



El siguiente trabajo se resuelve a partir de la lectura de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Puede ser resuelto individualmente o en grupos de dos integrantes. En cualquier caso, deberán elegir una de las siguientes consignas y resolverla. Más allá de cuál sea la opción elegida, deberán respetar la idiosincrasia de los personajes. 

Opción 1: “A corazón abierto”

Imaginen que deben realizar el programa de chimentos de la tarde, del pueblo de la familia de Bernarda Alba. El tema principal del programa será la tragedia en la casa de Bernarda y el tono del programa, sensacionalista. Como temas secundarios, se incorporará lo ocurrido con Paca la Roseta y la hija de la Librada. Participarán dos presentadores y algunas integrantes de la familia Alba en calidad de testigos o invitadas para contar su historia. Escriban el guión, incluyendo como parlamentos lo que los presentadores y las invitadas dirán y, como acotaciones, lo que ocurre en el programa. 

Opción 2: “En terapia”

Luego del suicidio de Adela al final de la obra, la familia Alba decide hacer una terapia familiar para resolver sus conflictos. Imaginen una sesión de terapia donde participan las cuatro hermanas junto con Bernarda. El / La terapeuta conduce la conversación donde cada una expone sus problemas. Los personajes deben hacer referencias a episodios concretos de la obra. Escriban lo ocurrido en una sesión de terapia a modo de escena teatral. Utilicen parlamentos y acotaciones.

Opción 3: La casa de Bernarda Alba: la precuela 

Cuando comienza la obra, Bernarda es una mujer mayor, pero que alguna vez fue joven. Escriban una escena teatral que cuente un momento significativo en la vida de Bernarda que la determina y la hace ser quien es. Utilicen parlamentos y acotaciones. Atención: el modo de comportarse de Bernarda o lo ocurrido en su infancia / juventud deberá anticipar algún episodio de La casa de Bernarda Alba, de manera que un lector pueda darse cuenta de la conexión entre esta escena y la obra de Lorca, sin que se requieran explicaciones adicionales.

Extensión mínima: aproximadamente dos carillas (en computadora) o cuatro carillas (manuscritas)

Fecha de entrega: jueves 13/10.

Se evaluará:
- adecuación de la respuesta a lo pedido en la consigna elegida,
- lectura de la obra de teatro,
- capacidad de escribir un texto teatral, 
- la escritura de un texto coherente y cohesivo, y correcto desde el punto de vista de la ortografía y el uso de los signos de puntuación, 
- entrega del trabajo en tiempo y forma.

viernes, 9 de septiembre de 2016

1º B - Escribimos un poema

Los siguientes poemas fueron escritos, en grupos, a partir de la leyenda urbana sobre la misteriosa aparición de dos obreros entre las estaciones de Pasco y Alberti de la línea A del subte (versión de Guillermo Barrantes y Víctor Coviello en Buenos Aires es leyenda). 


Entre Pasco y Alberti (I)

El subte de las calles Pasco y Alberti
va más despacio que nunca, la luz se apaga
y creen que están en el infierno.

La pasajera se llamaba Marina,
ella balbuceaba algo de unos muertos.
Piensan que está loca pero varios…
Pero varios ya los vieron.

El subte A, donde nadie sabe si es verdad
que murieron albañiles construyendo ese lugar.

Por eso se dice que entre Pasco y Alberti
está la estación a medio terminar,
con dos albañiles muertos sin ninguna explicación.

Lo que pasó fue que el terreno traicionó:
Derrumbó matando inocentes que aún
sufren su muerte y se le aparecen a la gente.

Los nombres de los muertos eran
Giuseppe y Leonardo, sus cuerpos
hasta ahora no fueron encontrados.

Así que mientras tanto, si son creyentes,
recen una plegaria por esas almas
extraviadas; si no, disfruten del viaje.

He visto como las almas se mueven
como si nada, como si estuvieran vivos.

Autoras: Agustina Fernández, Ayelén Escobar, Florencia Olivera y Jazmín Achata


Veo

Una joven es engañada por su novio, mas
angustiada busca la solución en la línea A.
Veo a la joven que quiso suicidarse  
pero no lo hizo y encontró otra solución mejor.

Imaginó ver una parada a medio hacer.
Había también dos obreros sentados allí.
Veo a esos hombres tan tristes
que daban pánico al verlos.

Veo a la joven que, asustada, pegó un grito.
Un joven le propuso bajar en la próxima.
Veo a los dos en un bar tomando y hablando sin más.
Trató de tranquilizarla y escucharla más.
Investigó su versión y la comparó con otra.
Es más, a alguien también ya le pasó
y se asustó.

Autores: Daniela Carballo, Delfina Mazzeo, Ezequiel Blanco y Luna Villalba


(Sin título)

Meterse en el túnel oscuro,
mirar atrás en lo más profundo.

Estar consciente y huir rápido,
salir pronto de aquí y rápido.

En el túnel corre una brisa,
por un segundo hace olvidar.

Yendo en el túnel oscuro
veo personas observándome.

Viendo mi alma siento
mi alma y mi ser despreciado.

Mi tristeza y mi corazón,
me veo perdida y con miedo.

Veo dos obreros saliendo,
sus ojos me contemplaron.

Viendo mi tristeza y mi soledad
el viento me ruge con toda su fuerza.

Me paro con toda mi fortaleza.
Seguí viendo el túnel solo.

En mi país creen
que estoy loca.

Mi amor no supera
los miedos y lo que vi.

Autoras: Anahí Gómez y Florencia Martínez


Canción de la estación

A pesar del viento en la cara
que me asfixia y me engaña
y sentía escalofríos...
Además sé que en esas estaciones
se corta la luz.

La luz se apaga y veo…
Balbuceo algo de unos muertos
y digo: ¿de dónde salió esa estación?
Se me moría el corazón.

Se me acerca un hombre
y me dice:
Bajamos en la próxima
estación, bajamos y me contás.

Bajamos y le cuento
que veo a dos muertos
mirándome, tenían las caras
más tristes que hubiera
visto, tenían las ropas con
polvo.

Y me enteré de que
sólo las personas
tristes podían ver
a los obreros muertos.

Y en ese momento,
dije entre mí:
“Que me trague la tierra”.

Y en el mismo momento
el tren tenía
una cara caída.

Autoras: Abril Golán y Paula Calderón


Entre Pasco y Alberti (II)

Entre Pasco y Alberti
las luces se apagan
y ya no queda nada.

Estaban dos obreros
tirados en el suelo
y la gente alterada.

Nadie sabe qué pasó.
Yo debo investigarlo.

Se trata de dos obreros
olvidados con el tiempo.
Ellos ya están muertos,
la estación no los olvidó.

Guiseppe y Leonardo:
así  se llamaban ellos.
Esta leyenda es para vos
Ya que te interesa el terror.



Autores: Axel Calvimonte, Brian Heredia,  Jorge Marca, Lautaro Fiorito y Tomy Quispe


El subte ligero

Ella estaba triste,
abrió la ventana,
miró para afuera
buscando respuestas.

Algún tiempo atrás
pensó en morirse,
que nunca miró
a su alrededor.

Vi un subte que
iba muy ligero,
hay obreros, están
todos muertos.

No se acobardó
al calor del subte,
ni pensó en el susto
de esos obreros muertos.

Vi un subte que
iba muy ligero,
hay obreros, están
todos muertos.

Ella miró afuera,
abrió la ventana,
escuchó música
y después de aquello
arribaron los muertos.

Obreros de países
extranjeros muertos,
que metían miedo,
que viajaban
en el subte muerto.

Autores: Damián Aguirre, Dante Vitale, Federico Méndez, Juan La Pegna y Kevin Allauca